lunes, 8 de junio de 2009

Es Tortura Vil

Era un dolor agudo, profundo, intenso, desgarrador,… Un tremendo pinchazo le perforaba las encías infringiéndole un sufrimiento físico como no había conocido hasta el momento.

Pero lo que realmente atenazaba el corazón de Juan no era ese incesante dolor, lo que verdaderamente le angustiaba y desconsolaba era el desconcertante comportamiento de Eva y Adolfo.

Juan no podía contener sus gritos ni su llanto, aullidos de dolor surgían de lo mas profundo de sus entrañas como reacción a la inhumana tortura que estaba sufriendo.

De no encontrarse en una casa aislada en las montañas, a kilómetros del lugar habitado mas cercano, sus bramidos de dolor seguramente habrían atraído la atención de los vecinos. Además la tempestad de viento y nieve hacía imposible un paseante casual oyese sus repetidas llamadas de auxilio.

Era extraño, muy extraño. Hasta ahora Eva y Adolfo habían sido unas personas encantadoras. Todo eran desvelos por atenderle cuidarle y agasajarle desde el día en que lo trajeron a aquella centenaria casa de piedra después de que Juan despertase en aquel hospital de la ciudad sin saber quien era ni donde estaba.

Pero desde hacía apenas dos días, mas o menos cuando la Tramontana comenzó a asolar el valle, comenzó también aquella horrible tortura física que además trajo emparejado el desconcierto, la desazón y el dolor por la terrorífica mutación que se había producido en Eva y Adolfo.

El dolor y la ansiedad que ese terrible cambio del joven matrimonio producía en Juan, le torturaba incluso mas que el lacerante dolor de su castigada boca.

De repente la pareja apareció en la habitación en que se encontraba recluido Juan, lo que inmediatamente produjo que éste callara sus gritos y detuviese sus lloros, mientras su corazón latía apresuradamente observándoles desde detrás de los barrotes manteniendo un expectante silencio. Entonces Eva le dirigió unas palabras extrañas que Juan no comprendía mientras Adolfo, que tenía su mano sobre el hombro de su esposa, asentía sonriendo nerviosamente.

Poco después abandonaron la sala, dejando solo a Juan, acompañado únicamente por el dolor, la angustia, el miedo, la desazón y el llanto.

Mientras tanto Eva también lloraba desconsoladamente junto a la puerta del cuarto de Juan a la vez que consultaba una y otra vez su reloj de muñeca. Su marido intentando consolarla le dijo: “Cariño, lo estamos haciendo por su bien. Ya sabes que si no lo hacemos así no aprenderá a dormir solo y eso le puede traer consecuencias en el futuro”.

Eva se secó las lágrimas con un pañuelo y contestó: “Lo sé, lo dice el libro de enseñar a dormir, y todo el mundo lo recomienda, pero a pesar de todo siento en mi interior que lo que hacemos está mal y además me parece que le están saliendo los dientes”

Adolfo dudó por un momento, pero al fin replicó: “No mi amor, eso es imposible, el doctor asegura en su libro que los dientes no duelen al salir, lo que pasa es que nuestro hijo Juan nos está intentando manipular”.

Mientras tanto, a muchos de kilómetros de allí, Eduard dormía a pierna suelta en un espléndido ático junto a la playa, comprado con las ganancias de su libro, del que había vendido varios cientos de miles de copias, ajeno al dolor y sufrimiento que su maldito libro estaba infligiendo a millones de niños y a sus familias.

(Relato leído en la sección de microrelatos de La Rosa de los Vientos de Juan Antonio Cebrián el 8 de Junio de 2009)


lunes, 1 de junio de 2009

Mi Nombre es John O´Neill




Mi nombre es John O´Neill y tengo cuarenta y nueve años. Quizá sea por que la crisis de los cincuenta me ha afectado con algo de adelanto o quizá sea por otra cosa pero he decidido dar un giro a mi vida.
Nunca he escrito nada aparte de los trabajos del colegio y la universidad y por supuesto las montañas de informes que he redactado durante mi vida profesional. Llegado a mi edad, uno comienza a contemplar el pasado y a plantearse si sus vivencias pueden ser interesantes a los demás. Creo que las mías lo son y un día escribiré un libro.
Pero como ya he contado, nunca he escrito antes con espíritu literario, así que antes de ponerme manos a la obra en la redacción de mi libro, dedicaré unos meses a pulir mis dotes para la escritura mediante este blog que hoy inicio.
Una cascada de sentimientos, muchos contradictorios, sacuden mi ánimo estos últimos días. Como ya he comentado antes, he decidido que había llegado un momento de mi vida en que un cambio se hacía necesario y he decidido empezar por mi trabajo a pesar de amarlo profundamente. Desde muy niño quise ser agente del FBI, investigar, perseguir delincuentes y luchar contra el crimen.
Lo conseguí y me dediqué a ello con ahínco, he dedicado mi vida a combatir el crimen organizado y últimamente a luchar contra el terrorismo, en concreto el mal llamado terrorismo islámico. Siento una gran congoja por haber tenido que dejarlo, pero la negativa de mis jefes a dejarme seguir investigando ciertas organizaciones y a profundizar en las fuentes de financiación del terrorismo, me ha llevado a tirar la toalla y buscar otro empleo.
Rabia, siento mucha, muchísima. Creo que he sido víctima de una conspiración interna para impedirme que siga investigando, para forzarme a abandonar mi puesto. Si, me indigna, me lamento con amargura cuando pienso la alegría que les debió producir recibir mi carta de dimisión a finales de julio.

Por otro lado también tengo una gran ilusión, la responsabilidad de este nuevo trabajo no es comparable al anterior, Jefe de la unidad de Contraterrorismo del FBI en la ciudad de Nueva York, pero me satisface en gran medida intentar evitar que “los malos” acaben el trabajo que empezaron hace casi diez años.
Por otro lado las menores responsabilidades que acarrea este nueva empresa me permitirán viajar con mis seres queridos, quizá vaya a España. Me gustó ese país cuando estuve hace unos meses en sus costas, en concreto en Salou mientras perseguía a Mohamed Atta un personaje que seguro nos traerá disgustos y que curiosamente viaja por el mundo financiado por una fundación cuyo patrono es el mismísimo Henry Kissinger. ¡Ay! si me hubiesen dejado investigar al menos un poco mas…
También tengo cierta inquietud, no acabo de ver claras las relaciones de mi nueva empresa Securacom y el holding Kroll Associates, al que esta pertenece con personas prominentes de este gobierno, pues me inquieta que las intrigas palaciegas de esta administración se vean reflejadas en esta compañía. En fin, ya me preocuparé de ello mas adelante. Por otro lado, menuda empresa, encargada de la seguridad de las Torres Gemelas, compañías aéreas, aeropuertos,…etc.
Hoy 11 de septiembre de 2001 estoy escribiendo desde mi oficina de mi nuevo trabajo como Jefe de Seguridad del World Trade Center de Nueva York, hoy es mi primer día de trabajo así que he decidido acudir pronto,… pero, ¿qué es eso? Parece… un avión acercándose… ¡Dios mío!...